Extiendo una invitación gozosa a traer el éxtasis al momento presente.
Recordando que la Danza Primal no es un baile. No se basa en coreografías complicadas para aprender y repetir.
Es un regreso a los movimientos simples, los gestos originales, los sonidos primigenios y a redescubrir nuestro propio cuerpo como «energía vibrante».
Es un canto a la vida apasionada, al éxtasis existencial, aquí y ahora.
Te espero!
Matías Murtagh Fioravanti
Psicólogo Clínico